jueves, 14 de febrero de 2008

Al diablo con el día de san violetín


Yo que he caminado más de 30 cuadras bajo una fuerte llovizna con una camisa tan delgada que casi era transparente (todo en nombre del amor), yo que escribí a mano cartas de amor de más de 40 páginas (además de hacer otras cosas que no contaré aquí); no creo ser un anti romántico si le meto un par de patadas al quisquilloso día de los enamorados, el consabido día de san Valentín, al que me gusta llamar desde hace años como el día de ‘san violetín’, de lo morado que debe estar de tanto golpe.

Cuando era adolescente no recuerdo haber celebrado este día, tal vez porque las campañas de marketing no eran tan agresivas como hoy. Vivimos en la era de los regalos en forma de corazón -la odiosa exigencia de regalar- de ir de promoción en promoción como ovejas rumbo al matadero (al final la que muere es la billetera). Pero el amor no muere nunca porque está más allá del comercio, y sólo necesita su pequeño espacio para reproducirse como las ratas.

Desde La soledad de una PC un individuo empieza a mascullar, es un hombre que quiere echar al aire sus quejas por el día de ‘san violetín’; tal vez porque es un enfermizo enamorado que quiere dejar libre el sentido del amor. No quiere disimular por eso no quiere prestarse al juego de la mercadotecnia que le empuja a regalar inmensos ramos de flores, muñecos, cenas en lugares de moda, regalos y más regalos (todo eso se puede dar cualquier día del año, pero no lo ‘obliguen’ que sea este 14). Somos del tipo de hombres que odia hace largas colas porque ese día a todos se les ocurrió celebrar no sé qué.

Nosotros que hemos recogido piedras de la playa para tener un recuerdo del ser amado, nosotros que hemos devuelto al mar un caballo de mar para cumplir una promesa entre amigos, y que cuando vemos a este noble animalito marino atrapado entre manos mercaderes tendemos al rescate; no entendemos por qué debemos demostrar nuestro corazón al unísono del ‘ring’ de las cajas registradoras.

Hay que penetrar la realidad de las cosas para enfrentarla cara a cara contra nosotros, esto de hablar de los corazones rotos y de los amores más felices, se hace difícil entre vendedores que nos atosigan con su tácita bandera, la necesidad de comprar y regalar en nombre del amor y la amistad. Habría que buscar el mal menor, o sea la nada; al diablo con el día de ‘san violetín’.

Yo que declaré mi amor muerto de la forma más explícita tras quince años de silencio (dicen que el silencio es la sabiduría de los que viven presos), no entiendo que tiene que ver la casuística del amor en fanfarrias de compras de regalos. ¿Es qué vivimos en un mundo donde ya está escrito cuándo se da regalos y cuándo los recibimos, sin importar que uno tenga ganas?

Como decía el maestro Ciorán: “El escepticismo es un ejercicio de desfascinación”; y tras el día de ‘san violetín’ está implícito un pensamiento escéptico que busca desarticular el montaje monetario que enfatiza la raída realidad de las cosas, el amor y la amistad no se compran con regalos. Puesto que el mercadeo del amor es un mecanismo de artificios organizados para mover este mundo, que gira al danzón bursátil y de la desaceleración de la economía, guardemos billeteras y resistamos estoicos.

Nosotros que hemos resistido de pie las más duras verdades en nombre del amor podemos hacerlo, así que en vez de un ramo de rosas mejor un beso y unos tragos (si están de oferta mejor). Como alguna vez me dijera una mujer que amé, “no tenemos que ir a ese restaurante caro, creo que nos basta un café y un chancay porque lo que importa es que estemos juntos”. Al final ella se fue de mi vida, yo me quede con menos dinero (pero ahora me dura el doble la hoja de afeitar diría Cisneros), y con un dolor en el corazón. Gajes del oficio del enamorado.

Para los despechados y solitarios mi solidaridad por tener que soportar toda la retahíla de golpes de cursilería, que de seguro algunos tragos aliviarán, para al final terminar escuchando la famosa frase: yo la quería patita. Tal vez el amor tiene que ver más con las historias desgraciadas de las óperas, aunque el amor no debería ser el sufrir la vida tiene la costumbre de mezclar. Cuando uno se enamora el amor sale con carnecita y hueso, ‘caserito’.

Al final depende de cada uno que hace con su tiempo, su dinero etc. Pero a mis amigos les digo ya saben mi celular, que para beberse unos tragos cualquier día del año es bueno, y mejor si es que nos invitan.

9 comentarios:

Stephanus Holtzheimer dijo...

san valenton es el dia del narco cuate lo demas es amor a la gloria de haber estado enamorado con o sin album de billetes brother ademas si hubo celebracion nadie le quita lo bailado manque le pese al cuero que se lo pierde

Anónimo dijo...

Bueno lo díficil no es evitar hacer lo que hacen todos los "enamorados" en este día...
Lo díficil y hasta casi imposible es hacerle entender a la pareja que a uno le llega altamente San Valentín...
Sigue nadando en ese sentido y ojalá que la corriente no te lleve.
Verás que hoy, hasta cuando destapes el WC aparecerá por ahí un vendedor de rosas....

Fireman

Pedro dijo...

No puedo opinar, voy a salir con Diana hoy.

Martín Vargas dijo...

“no tenemos que ir a ese restaurante caro, creo que nos basta un café y un chancay porque lo que importa es que estemos juntos”.
Esa frase, dentro de su crudeza me resulta impactante. Soberbia, tierna y escalofriante a la vez.
Comparto las críticas a lo mercantil de este día, pero qué se puede hacer hermano, si como tú dices el amor sale con cane y huesito. Por mi parte hoy regalé flores, me iré a rumbear, y si queda tiempo, me perdere en las sábanas con la mujer que me ama.
Saludos E
(las chelas siguen pendientes eh)

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Cayo este mensaje en mi correo y me ha dado placer leerlo. Te felicito. Es otra forma de ver las cosas
Edwin Adriazola
eadriazola@yahoo.com

Anónimo dijo...

Hola Emilio

Eres joven todavía para conseguir a la musa de tus sueños.
Y que una chica te dijo que celebraría contigo con "café y chankay" creo que no lo dijo porque no tengas tanta solvencia...
Y...
(dicen que el silencio es la sabiduría de los que viven presos),
me gusto esa frase de donde la sacaste... Una vez escuche a C. Hildebrandt decir a un entrevistado "Tiene derecho a no responder la pregunta" Así como en un juicio uno se abstiene de responder.
Emilio buen artículo.

Charlot

Anónimo dijo...

a dónde va tu crítica??? a q tu flaca no te pida salir ese día por ser una fiesta comercial???? No reniegues tanto y disfruta el amor a diario. Y hoy sábado que no es san "violetín" escríbele un poema y regálale flores y un peluche, te saldrá barato porque te venderán las que no salieron el 14....
LOU

Emilio dijo...

Para Stephanus: Albricias que usted haya dejado su parecer. De acuerdo con usted en lo que dice, nadie nos quita lo bailado. Creo que el amor tiene que ver (al menos como lo vemos usted y yo) con lo que dice la canción de Bjork, Hyperballad, vivimos en la cima de una montaña arrojando porquerías y es bueno eso, es maravilloso que los dos estemos juntos allí (si no hay E no importa), estará quien deba estar. Gracias por dejar un comentario, en verdad lo aprecio, ya nos veremos para darle las pelas que le prometí y de seguro meternos unos martinis o lo que sea para contarnos las penas de amor. Un abrazo.

Para Fireman: De acuerdo contigo, pero eso de nadar a contracorriente es un deporte que nos gusta a algunos. Saludos.

Para Pedro: Tú nunca quieres opinar… ojalá lo hagas con las chelas que nos esperan en el Yacana… y lo de Diana hasta cuando?

Para Martín: ¿Qué se puede hacer? Ser uno mismo hermano, que cuando hace lo que debe hacer uno no se siente mal. Bien por ti que la has pasado chevere, y te sientes gratificado que así haya sido. Lo de las chelas ya parece un tango milonguero… ver para creer dijo el ciego.

Para Edwin: Gracias por dejar un comentario, y gracias por tomarlo como lo que es, una forma distinta de ver las cosas, aunque seguro no es la primera vez que alguien dice eso pero es bueno decir a cuando casi todos dicen b.

Para Charlot: La frase del silencio y la sabiduría es de un texto del escritor francés Andre Malraux. Lo de la historia del café y el chancay no es parte de una celebración ni nada cerca al 14 de febrero, sino de una reunión cualquiera con esta chica, y nada tenía que ver con la solvencia sino todo lo contrario, en un gesto sincero ella dijo que era bueno estar juntos y para ello sólo nos bastaba un café en cualquier cafetería y no ir a un lugar ‘ficho’ para sentirnos mejor. Lo de encontrar musas no sé, cada vez son menos y uno debe esforzarse supongo porque pasen las cosas. Gracias por dejar un comentario, y ser abierta y tolerante a ideas contrarias a la mayoría.

Para lou: la crítica va a la banalización de recordar un día especial en medio del consumismo. No reniego al contrario me divierte decir lo que he dicho. Ese sábado que dijiste (hoy es miércoles 20 febrero) fui a la pizzería a celebrar supongo, es un día más de vivir lo que nos toca vivir.