lunes, 23 de junio de 2008

El fin de la inocencia, 19 años después


Un día de 1996

Con el ánimo relajado y esperando sin mas el almuerzo en el comedor universitario de San Marcos, espero en la cola mi turno de entrar. No recuerdo si estoy leyendo algo mientras, o tan sólo espero con la mente en blanco mientras mis oídos oyen de todo; desde disquisiciones filosóficas sociales hasta los detalles del trasero de moda de alguna Facultad.

Entonces lo escucho, dos estudiantes de Derecho dicen en broma y con lenguaje arrabalero: “terminando la carrera hay que hacer billete, hay que defender narcos, ya que los cojudos se ocupen de los casos perdidos de los muertos de hambre”.

Ya sabemos que hay detrás de una broma y de la casuística de decir sin decir lo que queremos decir. Allí lo tenía ante mis oídos, la vida de los abogados estaba hecha. Ahora me queda sólo recordar el chiste de abogados, el de soltar un gato delante de ellos. Mientras, la inocencia va muriendo.

Junio de 2008

Había un tiempo en que podía ir por la calle abrazado con un amigo sin generar ningún tipo de mal comentario, eran los años maravillosos de la niñez. Había un tiempo en que podíamos confiar en las personas, tal vez porque nuestro mundo era pequeño y los tiempos otros.

Hace algunos días volví por X motivos a la escuela estatal donde estudié la Primaria, hoy llamado Manuel Scorza Torres. Pregunté a algunos estudiantes de esta escuela si sabían quién era Scorza, me respondieron con silencio, sólo uno dijo dudando que fue un escritor.

No sé si algún alumno de esta escuela sabe con certeza que Scorza fue un poeta y novelista peruano nacido en Lima en la década del veinte, y que desde muy joven se dedicó a la lucha política, reivindicando los derechos sociales de los indígenas. Que fue militante del Frente Obrero Campesino Estudiantil Popular (FOCEP), junto Genaro Ledesma.

Probablemente (presumo yo) el colegio toma el nombre de Scorza, luego de su muerte en un accidente aéreo en noviembre de 1983; porque el colegio empezaba a llenarse de maestros sutepistas y había que enarbolar la bandera de los líderes de izquierda, y de pasada ganarnos alguito; pero claro los alumnos de hoy les importa más el regatón que la historia. Y la inocencia sigue convaleciendo.

Encontré al colegio cambiado, no quedaba nada de las aulas de mi niñez, sólo la infraestructura que dejó Fujimori en los noventa; una estética arquitectónica que a mí no me gusta mucho pero en fin. Ya no había la catarata natural de arena de donde nos arrojábamos en caída libre desde unos 20 metros de altura sin temor a dañarnos. Toda esa arena la habían vendido.

Alguna vez en aquella catarata –donde encontrar los caparazones de milenarios caracoles era el pan de cada día- jugamos con chicos del colegio Franco Peruano; cuando había lo que podríamos llamar una pasantía social, no sé si hoy se hacen en algún colegio.

Aquella noche era la fiesta de aniversario del colegio. Sé que las generaciones son distintas y que nos toca a los mayores ‘criticar’ a nuestros sucesores, y a los chicos rebelarse; y no quiero parecer anticuado pero que alumnos de secundaria beban al pie del escenario (donde unos regetoneros de esta escuela hacen lo suyo) libres de la supervisión de los profesores; con el agravante de beber un licor de mala muerte, hasta para los excesos hay que tener estilo.

Algunos chicos rondan por el escenario machete en mano (claro bailaron alguna danza folklórica horas antes), y eso tiene una connotación en un lugar donde la violencia de las pandillas es lo común, además de los chicos que rondan las afueras de la escuela para desatar cualquier bronca.

Si en los Estados Unidos los chicos llevan armas de fuego para llevar a cabo sus matanzas, aquí llevamos machetes. Yo no soy un cucufato y estoy en las antípodas de ser y menos parecer un simpatizante de la tribu de los Amish(*); pero este es el fin de la inocencia en las escuelas.

El fin de la inocencia, 19 años después

En 1989 Don Henley, baterista y cantante de The Eagles, grabó su álbum ‘the end of the innocence’, donde uno de las canciones más exitosas es la que da el título al álbum.

Hacía poco había terminado la Secundaria, y a duras penas había escuchado una que otra canción de The Eagles y sólo una de Don Henley como solista: "Johnny Can't Read" (que más de alguno habrá bailado en alguna fiesta quinceañera de la época), canción que salió a gritos en contra del analfabetismo y que le costó un boicot por los programadores de radio. ¿Analfabetismo en Estados Unidos? ‘Tas webón’.

Escuché la canción en radio Telestereo (88.3 FM), nunca me preocupé por saber de la letra hasta años después, pero la melodía me gustó desde el principio. Luego descubrí que Henley es un inconforme con el sistema, que odia a las compañías de software, también a las abusivas empresas discográficas (en el mundo hay 5 que dominan todo), a los abogados corruptos que visten elegante pero tienen mierda en el corazón, a los Estados naciones corporativas, y cualquier cosa que enarbole la explotación punto com.

El fin de la inocencia narra la historia de unos campesinos de los Estados Unidos que llevaba aún en sus corazones la inocencia, pero serían devorados por el mundo corrupto y desgraciado que sólo le importa ganar dinero cueste lo que cueste.

“Recuerdo cuando los días eran largos y estábamos tirados debajo de un cielo azul profundo, sin tener que cuidarnos del mundo, con papá y mamá sosteniéndonos”; dice el inicio de la canción que luego cuenta como este padre engañado por el cuento de hadas de los abogados (again lawyers), le ocultan lo que dicen las letras minúsculas de los contratos y pierde la única propiedad que tienen en el mundo, la tierra.

”Pero conozco un lugar donde podemos ir el cual no ha sido tocado por los hombres”, “Pero conozco un lugar en donde podemos ir sin tener que limpiarnos de este pecado, todos sentados y mirando las nubes rondar y la hierba ondear en el viento, descansando tu cabeza en la tierra y derramando tu cabello alrededor de mí, no tendrás mejor oferta para tu defensa”; dice parte de la letra.

Con esta sencilla historia el texano Henley armó una gran canción basándose en el puritanismo de un sector gringo de los ochenta. Tiempos donde los republicanos dominaban todo con Reagan y Bush padre (nada ha cambiado). Aquellos días felices sumidos en la inocencia se fueron, de eso trata esta canción, en algún punto de nuestra existencia seremos engañados y descubriremos que Papa Noel no existe.

Si alguno le interesa ver el video de la canción pueden verla en este enlace de youtube http://www.youtube.com/watch?v=ipP3qy-NZKE&feature=related , la letra está al final del texto si la quieren.

Notas

(*) Los Amish
son una agrupación religiosa cristiana de doctrina anabaptista, notable por sus restricciones al uso de algunas tecnologías modernas, tales como los automóviles o la electricidad. Son alrededor de 200.000 personas, principalmente en 22 asentamientos en los Estados Unidos de América y en Ontario, Canadá. Los Amish son un grupo cultural y étnico fuertemente unido, descendiente de inmigrantes predominantemente suizos de habla alemana. Creen literalmente en el Nuevo Testamento y se aíslan del mundo exterior, defienden el pacifismo y la vida sencilla. Visten como en el siglo XVII o XVIII.

Detrás de ‘cámaras’. Esta nota fue escrita mientras se escuchaba las canciones de Henley, y sobretodo The end of the innocence (no sé cuantas veces). Si alguno le interesa tener la canción se la puedo enviar, dejen su mail en el blog.

Agradecimientos. Si llegaron hasta aquí gracias por su tiempo.

Letra

The end of the innocence


Remember when the days were long
And rolled beneath a deep blue sky
Didn't have a care in the world
With mommy and daddy standin' by
But "happily ever after" fails
And we've been posisoned by these fairy tales
The lawyers dwell on small details
Since daddy had to fly
But I know a place where we can go
That's still untouched by men
We'll sit and watch the clouds roll by
And the tall grass waves in the wind
You can lay your head back on the ground
And let your hair fall all around me
Offer up your best defense
But this is the end
This is the end of the innocence
O' beautiful, for spacious skies
But now those skies are threatening
They're beating plowshares into swords
For this tired old man that we elected king
Armchair warriors often fail
And we've been poisoned by these fairy tales
The lawyers clean up all details
Since daddy had to lie
But I know a place where we can go
And wash away this sin
We'll sit and watch the clouds roll by
And the tall grass waves in the wind
Just lay your head back on the ground
And let your hair spill all around me
Offer up your best defense
But this is the end
This is the end of the innocence
Who knows how long this will last
Now we've come so far, so fast
But, somewhere back there in the dust
That same small town in each of us
I need to remember this
So baby give me just one kiss
And let me take a long last look
Before we say goodbye
Just lay your head back on the ground
And let your hair fall all around me
Offer up your best defense
But this is the end
This is the end of the innocence





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martes, 3 de junio de 2008

El homenaje de un ‘borracho’ a San Marcos


Al pensar en San Marcos, la vieja y querida universidad, no puedo evitar recordar que he pasado momentos muy felices y también de los otros; más allá de frustrarme de que nunca aparezca en el ranking de las 500 mejores universidades del mundo. La calidad educativa no la podemos pagar tal vez porque somos lo que somos, un país que tiene gobernantes que aún no pueden hacer de la educación la prioridad del Estado. Entonces nos toca jodernos y consolarnos con la idea de que estudiar en San Marcos es una forma de conocer el Perú, una especie de reality show académico social político, llámenlo como quieran.

Hace algunos días la vieja universidad ha cumplido 457 años de fundación, el 12 de mayo puntualmente. Entonces he querido sin quererlo contar algunas historias acaecidas por esta celebración. Como dice la canción estar en la universidad es una cosa de locos, entonces hay que regodearnos en la locura para que no nos devore la realidad tirana.

Fui a la Casona el jueves 8 de mayo para encontrarme con una amiga y encontré una mini feria del libro por el aniversario de la universidad, había olvidado que se hacían en la Ciudad Universitaria por estos días.

Recorriendo la feria me sentí como un ficticio personaje de un video del grupo español “La Unión”, con más precisión de la canción “Entre flores raras”, (seguramente alguno la ha escuchado en el soundtrack de la película española de 1985 “En penumbra” del director José Luis Lozano, donde Miguel Bosé hace el personaje de un exquisito perverso).

Hay de todo y hay de nada en esta feria. Están presentes casi todos los sellos editoriales de las universidades. Entonces busco ávido el libro que no compré hace más de 10 años y que me arrepiento de ello. No está aquel libro pero hay autores nuevos, algunos interesantes y otros aburridos. Leo las entradas de sus obras, algunas no sé si son novelas o guiones de comedia callejera; pero quien soy para decirlo, hay que hacer lo que hay que hacer para que sepan que existimos. Al final me llevo dos libros con historias y autores de siglos pasados, tal vez porque todo tiempo pasado fue mejor.

Esta es una historia larga y no quiero aburrir a nadie (puedes decirme ahora ‘veste con’ si es que llegaste aquí). Puedo decirles que hubo café gratis y algunas conferencias en la Casona. Una de escritores jóvenes que repetían lo de siempre, con pasajes que por momentos eran de comedia. Otra era la presentación del libro póstumo del desaparecido poeta Pablo Guevara, allí algunos oradores curaron mi insomnio. Estaban en esta mesa André Coyne y algunos personajes más, me pareció curioso entre los ponentes un jugador de rugby hablando de Guevara; creo que fue el mejor de los que oí esa noche, fue al grano y demostró que se puede ser un atleta fornido son sensibilidad poética. Un buen hallazgo el amigo Zacarías Payne, un nativo de Utah.

Asistimos también a la inauguración de la muestra antológica del artista Carlos Estolaza. Y así sin querer queriendo la noche empezó con copas de vino, y el reencuentro con viejos compañeros de la Facultad de Letras. Algunos ya asoman calvicie y la panza de los años maduros, colegas que se han insertado laboralmente en la universidad, mientras otros hacemos el tránsito por la vida como lobos esteparios.

Al final un buen grupo nos fuimos al Queirolo a continuar la tertulia. Atrás quedó atrapado en la tarde la retreta con Polo Campos, con sus cantantes jóvenes y su eterno tema de conversación, ‘soy el hombre con más mujeres que ha tenido el país’.

Antes de llegar a la mesa del grupo de Coyne (el amigo y albacea literario del poeta César Moro). Nos paseamos en distintas mesas con editores y columnistas de diarios de Lima, gente muy divertida y uno que otro con mejor disposición que cuando los conocí años atrás en la redacción de un diario importante de Lima. La verdad es que no hay nada más divertido que estar en medio de unos periodistas borrachos, junto a artistas que se ganan la vida como pueden en esta puta ciudad.

Con el pasar de las horas caímos cual paracaidistas conchudos en el grupo de Coyne, algunos no dejan de tomarse fotos con él como si fuera un animal raro. Entre copas sale la noticia de la liberación de la chica Melisa Patiño, su enamorado presente salta hasta el techo de la emoción y propone ir en caravana hacia la casa de ella en Villa María.

La noche tiene muchas historias, algunas escatológicas (esas me las guardaré por ahora), otras dramáticas, cómicas, de todo hay en esta botica de historias que son los bares de Lima. Todo pasa en esta ciudad.

Esa mañana del 8 de mayo estudiantes sanmarquinos se enfrentaron a la policía en protesta por la pérdida de terrenos de la universidad, para la construcción de las obras del jefe de la banda del SAT, que a veces es alcalde de Lima; como lo llama con tanta gracia César Hildebrandt.

Tal vez lo políticamente correcto hubiera sido contar las historias de personajes egregios de la universidad, o su historia enraizada en la formación de nuestro país y cosas así, pero en San Marcos hay de todo, desde buenos profesionales hasta la más grande escoria, si algo aprendí allí fue a ser crítico; allí o te haces fuerte o te pasan por encima. Todo esto nos estimula a seguir viviendo como somos, animales urbanos de esta ciudad.

Un feliz aniversario a mi vieja universidad, tarde pero sincera. Por último amigo lector si llegó hasta este párrafo es prueba de que es fiel al castigo; y no es obligatorio seguir leyendo pero si le interesa saber del homenaje de nuestro alcalde mimo a la universidad (porque las más de las veces no habla), allí tienen tres párrafos más.

El homenaje del alcalde Castañeda a san Marcos en su aniversario

Muchas veces me he preguntado que hubiera sido del país si no existiera la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Institución que acaba de cumplir 457 años de fundación, y que en estos días se encuentra enfrascada en una pugna por defender sus predios frente al afán cementero del alcalde Castañeda, a quien le importa un rábano el respeto a las instituciones centenarias. Basta oír (las pocas veces que aparece) sus explicaciones dignas de un mercader, y para poner el pecho a las críticas manda a sus esbirros burócratas.

Dice el mimo: ‘Ya está todo avanzado, ya no hay vuelta atrás, los que se oponen son vándalos con intereses políticos’, y toda una sarta de estupideces. Para eso es importante dialogar E INFORMAR y no acordar acciones en medio de la oscuridad, es que acaso creía que los estudiantes se iban a quedar sentados viendo como le quitaban las áreas verdes de su universidad, y claro el rector, ¡Hay el rector! Mejor nos defendía el Chapulín Colorado. Por este tipo de manejos es que la universidad ha perdido predios en Lima, por dejarse sorprender por la acción de los hechos consumados.

Este alcalde que dejó a la ciudad sin la oportunidad de desarrollar de manera sostenida la Bienal de Arte, que se le ocurrió romper las principales vías de Lima al mismo tiempo (ojalá Contraloría se ponga los pantalones y no esté de adorno como las bolas de los árboles navideños) y agregar mayor caos en una ciudad que de por sí convive con este.

Existe la programación para el trabajo a mediano y largo plazo, pero este alcalde ha pensado aquí la hago y me alisto para otra reelección.
Pero aquí no estamos para criticar su gestión, para eso ya nos acordaremos en las elecciones, por mientras ya perdió los votos de muchos sanmarquinos.


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