miércoles, 27 de agosto de 2008

El Constantino Carvallo que yo conocí


Nunca quise decirle a Constantino que yo era hincha de Universitario de Deportes, tal vez porque algunas diferencias han servido para construir lazos de amistad que van más allá de la anécdota del fútbol. Constantino era un hincha correcto de Alianza Lima. Las pocas veces que hablábamos de fútbol y de su club, lo hacía siempre con altura y reiteraba las cosas que decía en los medios; hay que apostar por el ser humano en el jugador. Era sin duda una persona que creía en los valores morales, fortalecido seguramente por su formación como filósofo.

Su trabajo en las divisiones menores del club es conocido. Muchos jugadores cambiaron su historia gracias a su incesable trabajo. Más de una vez se enfrentó a las taras que han llevado a su club al divagar errático que es ahora, señalando con nombres y apellidos a los que deberían irse por ser mal ejemplo como personas y por ende mala influencia en las jóvenes generaciones; en ese saco están los Jayo Legario, Waldir Saenz, Carlos Franco, y demás tira de personajes sombríos.

Uno quisiera no escribir sobre la muerte de sus amigos, pero en algún momento de nuestras vidas pasa. La noticia me ha sorprendido como de seguro a muchas personas del país; Constantino Carvallo Rey, ha sufrido este 18 de agosto un paro cardíaco que ha terminado la existencia física de uno de los más grandes educadores del país de los últimos años.

Antes de seguir debo confesar que no he sido un ‘gran amigo’ de Constantino, nos unía en principio una relación de trabajo, él era miembro del Consejo Nacional de Educación (CNE) y yo parte del equipo de prensa del CNE; pero con el pasar de los años forjamos creo una relación de mutuo respeto y afecto personal.

Antes de conocer a Constantino en el CNE, conocí años atrás a un gran amigo personal de Constantino, este era David Roca, con quien realice mis primeros pinitos periodísticos. Fue a través de David que descubrí a la persona que se escondía detrás de la aparente frialdad de Constantino. “Ahora que estás en el CNE hazte amigo de Constantino, es un pata bacán que conozco desde que estudiamos en la Católica, es una excelente persona”, me dijo David, y conociéndolo no iba a mentirme, de hecho dijo una verdad categórica.

Ahora que Constantino no está físicamente entre nosotros, he sido testigo de como la partida de una persona muy querida afecta a otras. Por el tiempo que trabajamos con él junto a mi amigo Ismael (prensa del CNE), puedo decir que su rol de maestro y defensor de la profesión docente ha dejado una huella indeleble en las incontables personas que trataron con él.

El maestro Constantino

Constantino siempre resaltó la misión del maestro, y defendió la mística de este trabajo. En la época de discusión de la Ley de Carrera Pública Magisterial (CPM) pidió transformar todo el proceso de formación docente, para así recuperar el nivel de la profesión. “Muchas veces los que estudian educación son los que no pueden estudiar otra cosa, urge defender la vocación del maestro. El trabajo de maestro hoy está mal considerado y no tiene respeto social; hay que transformar todo para recuperar el valor de la función del maestro”; dijo más de una vez en las entrevistas que desde el CNE coordinábamos para tratar el tema de CPM en los medios.

Capítulo aparte es la creación de Los Reyes Rojos, colegio que de alguna manera ha llenado un vacío pedagógico en el tiempo que fue creado, y que hoy es un modelo interesante a seguir; de hecho a mí me hubiera gustado estudiar en un colegio así. Los cientos de alumnos que han pasado por este colegio de seguro lo recordarán siempre con una sonrisa amable, que mejor forma de perdurar en el corazón de las personas.

Pero la relación que nos unía era profesional, y en ese campo no pudo ser mejor. Constantino ha sido uno de los consejeros del CNE que más colaboró en la difusión mediática del Proyecto Educativo Nacional (PEN), que ojalá los peruanos comprendan el valor de esta herramienta de desarrollo, y que no quede oculta por este gobierno y los siguientes por dárselas de Adán (conmigo empieza todo).

Constantino el comunicador


Con un lenguaje sencillo y directo, sin pretensión retórica de sapiencia académica (que las tenía), pero sabía que no hay mejor forma de llegar a todos que con sencillez en el mensaje. Sus artículos periodísticos eran siempre agudos, además de bien articulados a la educación y realidad nacional. Era sin duda una voz que iba lejos de la medianía, por lo que más de una vez se ganó enemistades entre las autoridades y políticos del más alto rango.

Fue siempre muy generoso con su tiempo para el equipo de prensa del CNE (que más valioso hoy en día), siempre dispuesto a asistir a las entrevistas, no discriminaba ir a medios pequeños, sabía que había que aprovechar todas las puertas para meternos. Y las veces que no podía por su agenda las compensaba luego con más trabajo coordinado con el equipo de prensa.

Aún recuerdo las veces que entregaba algunas mañanas de los domingos, por la causa educativa, cuando la mayoría dedica estas horas a la familia o al descanso.

Han sido muchas horas de trabajo con Constantino en la grabación del segmento televisivo “Visión educativa”, que el CNE tenía en el desaparecido programa del Ministerio de Educación en TNP, “Educación en Democracia”. Donde junto a otros consejeros llevó el debate a todo el país con el objetivo de hablar de un tema importante, la educación como motor de desarrollo personal y por ende del país.

Han sido muchas las anécdotas en los estudios de TNP, así como las incomodidades de grabar en situaciones a veces incómodas, o de pasar de conductor de un segmento responsabilidad del CNE a conductor del programa por problemas de última hora en el equipo de prensa del MINEDU. Han sido horas de charla de todos los temas, a veces sentados en el restaurante de la espalda del canal, esperando que por fin entremos a grabar, retrasados por descoordinaciones entre TNP y el MINEDU.

Fue durante una espera en TNP, juntos a Caridad Montes (ex secretaria general del SUTEP) y otros maestros presentes, que intercambiábamos opiniones de su libro “Diario educar” (2005). Aquella vez Caridad pidió que ojalá este libro llegara a todos los maestros. Yo había leído ya el libro, y sin ánimos de ‘patería’ puedo decir que es uno de los mejores libros que he leído.

Leí el libro de un tirón por ser fascinante. Fui a la presentación, donde el lugar estaba repleto, casi no pude hablar con él, pero me quedó grabado algunas palabras de esa noche: “Mi colegio es ahora un gran hueco en San Isidro”. Tal vez las penas que había pasado en su colegio estaban ocultas en ese hueco, quizás la educación que le tocó vivir era un gran agujero para él, y tal vez eso lo motivó a crear Los Reyes Rojos, un colegio de filosofía educativa humanista.

Ojalá este libro pudiera ser conocido por todos los maestros y padres; tal vez el MINEDU podría tomar algunas partes para ser usado en sus textos que distribuye a nivel nacional.

Constantino el compañero

Y aquella vez junto a Caridad fue que le pedí me firmara el libro, y con gusto escribió: “Para Emilio, amigo de gran sensibilidad, con afecto, Constantino”. Acto seguido le entregué el libro de poesía que había publicado hacía dos años, y que seguro David Roca ya le había dicho algo.

Constantino era un lector voraz, alguna vez en las reuniones en el CNE aprovechaba algunos minutos libres para leer algún libro; y alguna vez se llevó sin avisar (porque no había en ese momento a quien informar) el libro de nuestro amigo conserje, que tenía un título curioso y que no recuerdo ahora, pero al día siguiente envío el libro, luego de que nuestro amigo conserje buscó y rebuscó por toda la oficina.

Constantino dedicó también muchos años de su vida a Educación Para Todos (EPT), aunque al final no supo en que quedó este esfuerzo conjunto que le costó horas hombre al país. Alguna vez dijo en una reunión en el CNE: “No quiero reunirme todos los martes de mi vida por tantos años para algo que no sirve para nada... no quiero eso... Pero ojalá este año 2007 traiga muchas angustias, ya que si ese es el motor de la existencia…” dijo citando a Heidegger. Eran días de reuniones maratónicas y de suma importancia para el CNE.

Sin duda sus intervenciones en el CNE demostraban una sincera preocupación por el quehacer educativo. Lo recordamos todos en el CNE por rescatar el concepto de escuelas amigables para los alumnos, y esto era que los chicos sean felices yendo a estudiar; y para alcanzar esto debíamos trabajar todos desde donde nos toque.

Cuando empecé a trabajar en el CNE no conocía mucho a los consejeros (25), y en un principio Constantino me pareció una persona distante y hasta llegue a pensar que era un tipo ‘sobrado’, pero estaba distante de la verdad. Quedarán para los recuerdos del equipo de prensa de aquel tiempo (Ismael y yo), los fragores de la última campaña electoral, donde nos dimos la mano como amigos y trabajamos con Constantino, creo que él valoró eso y nosotros también.

Nos quedará siempre la imagen de un hombre que prefería ser la piedra en el zapato que monedita de oro, siempre criticando con sustento el sistema educativo y la inacción de las autoridades, desde las ministeriales hasta el Presidente de la república. Constantino siempre resaltó que las políticas educativas en educación las diseña no el ministro sino el Presidente; recordamos cuando Alan García asumió el poder y Constantino escribió en El Comercio que ojalá Alan no sea Adan García en educación, y que continúe lo avanzado.

“El PEN no es un menú donde el gobierno elige lo que le gusta y hace un check y dice ya cumplí con este punto y aquello; es un todo que se articula con otras políticas sociales”, dijo Constantino en una entrevista junto a León Trahtemberg (consejero CNE) en La Ventana Indiscreta, en respuesta al ministro Chang al hacer este un balance de su sector, a casi un año de gobierno aprista.

Quedan muchas historias vividas junto a este gran personaje, maestro insigne de muchos jóvenes y humanista a carta cabal. Ahora que el MINEDU le ha otorgado póstumamente las Palmas Magisteriales en el grado de Amauta, oficializando lo que hace tiempo se ganó; tal vez sería mejor que el gobierno apueste por la educación y sea prioridad, ese sería un mejor homenaje a todos los niños, que al final es lo que más importaba a Constantino, hacer que los niños sean felices en las escuelas.

Ahora que no estás entre nosotros he empezado a releer el libro tuyo estimado Constantino, tal vez para homenajear tu memoria, pero creo que más por placer y para redescubrir el universo del maestro, dolores y alegrías.

Apreciado Constantino ya nos estaremos viendo por allí, si es que hay un más allá, o cielo o lo que sea, nos vemos.