miércoles, 24 de diciembre de 2008

La navidad de los descamisados


Quizás a nadie importe lo que quiero contar, de hecho más de uno dejará de leer este texto con tal advertencia de entrada, pero me he prometido a mí mismo terminar esta historia que lleva un año de retraso. Estos días de navidad todos reciben correos electrónicos que muchos no leen (por ser publicidad o mensajes de origen desconocido), así que he querido reflexionar a mi manera sobre esta fecha a partir de un día de compras, que no he repetido este año menos mal. Para darme valor o inspirarme a escribir sobre este tema he dejado de lado el rock y escucho la Novena Sinfonía de Beethoven mientras la escribo (ya puedes irte a otro blog si deseas).

Diciembre 2007

Voy a contracorriente como el salmón que viene del mar a dejar su vida en el lecho de un río (sólo que no me aparearé). ANTÍPODA Del lado contrario tengo frente a mí a miles de agresivos compradores de los días previos a navidad. Estoy entre el Mercado Central y Mesa redonda, ¿me pregunto cómo diablos estoy allí si odio hacer compras navideñas?, además de caminar por estas calles apretado como pasajero de combi; pero ya es tarde y hay que joderse nomás y tratar de sacar algo bueno de esto. Me pregunto qué puede ser; “reflexiona hombre, reflexiona”, así diría la paisana Jacinta.

La navidad debe ser la época del año que guarda las más complejas situaciones humanas del mundo (al menos en Occidente), es de alguna forma un mosaico pegoteado de contrariedades. Se supone que es momento de compartir algo más que la mesa, una especie de armisticio o jubileo. ¿Pero en verdad bajamos las armas por esos días o es todo parte de una bien montada farsa de nosotros mismos? Sin ánimos de conflictuar con mis divagaciones creo que navidad es una fecha de pequeños y grandes dramas, es mi sincera percepción de las cosas.

No es mi intención defenestrar el espíritu de esta fiesta, que no puedo negar me trae momentos felices de mi niñez, aunque no precisamente en el sentido religioso sino más bien por el de recibir regalos y andar en la calle hasta altas horas de la noche reventando cohetecillos con la más grande candidez. Lejanos días de vivir peligros actuales como las ‘mamaratas’ que han creado hoy día nuestros ‘amigos’ pirotécnicos. Pero como dice uno de los más grandes de Nueva York, Billy Joel, “I go to extremes”; o sea ahora salgo a la puerta de mi casa cuidando de que no me caiga del cielo algún artificio pirotécnico que me deje más ‘chancadito’.

Vuelvo a Mesa Redonda. Si quisiera ponerle soundtrack a este jodido día de compras por estas galerías sería la canción: “Cuando respiro en tu boca” de Lucybell, pues tengo a todos los vendedores casi sobre mí queriendo venderme hasta sus almas. Por suerte encontré rápido lo que vine a buscar, pero como vine acompañado de mi adolescente prima C debo esperar que ella termine de comprar, entonces me entero que esta niña busca un nacimiento navideño, no para ella sino para otra persona; me doy cuenta que he traído mi propio caballo de Troya. Todo hombre sabe cuan ‘jodido’ es salir de compras con una mujer, sólo son placenteros los días en que uno está detrás de conquistar a una y quiere que el tiempo pase lento para estar más tiempo con ella; luego ya es insufrible cuando se demoran 3 horas en decidirse por algo que uno lo haría en cinco minutos. Acúsenme de machista si quieren pero qué le vamos hacer.

C sabe y presiente que voy a dibujar una sonrisa socarrona luego de saber que este día de compras demorará más de la cuenta. Ya es tarde para mí y tal vez lo bueno de esta agitada mañana es conocer algo de los famosos nacimientos navideños. Los hay de todos los precios, tamaños, colores etc. Ese día aprendí que el conjunto formado por las figuras de la Virgen María, Jesús, José y los Reyes Magos, se llama ‘El Misterio’.

Y encontrar el Misterio adecuado para cada uno es tarea que debe hacer la misma persona, pues representa de alguna manera la concepción estética de tan importante momento de la cristiandad. Craso error dejarme a mí esa tarea, yo que nunca he armado un nacimiento en mi casa, ni siquiera pongo la bandera en el techo de mi casa por 28 de julio. Eso de hacer las cosas por decreto como que nunca ha ido conmigo, y así me siento mejor, no hacer caso a la banderita de los burócratas. Pagando mis impuestos creo que hago mejor que muchos mofletudos que se creen mejores que uno por poner banderitas mientras evaden pagar impuestos.

Ando caliente como un beduino del desierto, esto de comprar regalitos navideños como que no va conmigo. Tal vez seamos los que encasillan como los ‘Grinch’ de la navidad. No odiamos la navidad pero tampoco nos pone alegres, no estamos preocupados por la cena ni por llamar a medio mundo para saludarlo por este día. Algunos me miran de reojo cuando les digo esto en persona. Tal vez como el ‘Coyote’ nunca llegamos a la hora, ni al lugar ni en el momento preciso.

Aún así no es mi intención que la gente deje de disfrutar esta fecha. Háganlo pero no digamos ni nos quieran hacer creer eso de que la navidad es el mejor día del año. Hay que darle el significado preciso a las cosas. Lo sagrado es lo sagrado y poco tiene que ver con que nos llenemos de compras. Como todos los años saludaré a cada miembro de mi familia y algún amigo que vea por allí, yo no soy católico así que no es mi costumbre regalar saludos por allí, y eso de saludar por saludar como que es medio hipócrita.

DICIEMBRE 2008

Años atrás en mis paseos con la cámara en ristre, visité a mi amigo de toda la vida M, además de ver su nacimiento navideño no pude dejar de tomar la foto que usted puede ver en este post. Aquel descamisado es A, el hermano de M, un tipo con el cual todo es risa y buen humor. Para hacerle justicia a A debo decir que es el mejor imán para cargarse de buena vibra. Quizás en navidad vaya a visitar a M, que desde hace un tiempo vive solo porque toda su familia se ha ido a vivir a distintas partes, y debe ser torturante una casa inmensa donde la soledad nos aplasta.

Para terminar debo decir que el más grande descamisado de todas las navidades o navidad que me quede de vida, soy yo.