miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Qué es un fanzine?




Encontrar definiciones de lo que es un fanzine es cuestión de buscar material bibliográfico de manera interdisciplinaria, o para estar a tono con los tiempos en Internet y se acabó el problema.

Una definición sencilla y básica es la siguiente: Un fanzine es una publicación doméstica no comercial, de tirada reducida y reproducida por fotocopiadora (hablar aquí del uso de tecnologías como Internet en la difusión de fanzines es un amplio tema que dejaremos hoy, y nos remitiremos al fanzine impreso, el cual es a mi opinión, el más efectivo y cumple con el requisito de ser underground; aunque seguramente ya estará cerca el día en que con una laptop en la calle podamos agarrar señal de Internet, la que sería como las ondas de radio, gratuita.

Otra característica de los fanzines es su periodicidad irregular, y la no censura, o lo que podríamos llamar la libertad absoluta para expresar lo que sus autores quieran comunicar; desde contenidos artísticos, radicales o improperios de grueso calibre a personas identificadas, partidos políticos etc. Sería interesante ver hoy cómo se desarrolla el mundo underground de los fanzineros chinos, o de algún país con restricciones de libertad. Otra particularidad interesante de los fanzines es su propuesta estética, aquí hay un amplio campo de estudio para la semiótica.

Un rasgo primordial de los fanzines son sus contenidos, los cuales pasan por manifestaciones artísticas (música, poesía, artes plásticas, cine etc), pero es en la veta política donde está, en opinión personal, lo más importante a resaltar del discurso de los fanzines. Aquí podemos hallar amplia información en precedentes impresos como pasquines, panfletos o libelos clandéstinos que se usaron siglos atrás para librar la batalla ideológica en tiempos de dictadura, gobiernos absolutistas, o el virreynato peruano, como fue nuestro caso.

Levantar la voz, es a mi entender, la razón de usar textos impresos como los fanzines. El movimiento fanzinero en la década del 90 fue activo en Lima, así como en las ciudades del interior donde existían grupos underground como grupos de música punk o metal. El movimiento fanzinero ha estado activo en grandes metrópolis, cabe recordar que estos impresos surgen en Europa y en los Estados Unidos en la década del 60, y hay precedentes de su propuesta estética en impresos como comics de la década del 40.

El tema es amplio, para mayores precisiones puede investigarse en libros de contracultura, o irnos a las calles a buscar los fanzines (la distribución de estos impresos se hacía en las calles de manera directa o en puntos conocidos como el Centro de Lima o conciertos de música rock).

miércoles, 2 de marzo de 2011

Carnaval sangriento en Lima


“Por muy inocente que parezca desenvolverse el carnaval en Lima, no puede, con todo, terminar sin sangre. Como se me ha asegurado, cada año ocurren algunos casos fatales. En uno de los suburbios, una indígena compraba carne, en la mañana del tercer día, y se encontraba ocupada en cortar un trozo, cuando un mulato le arrojó por la espalda un cubo de agua en la cabeza. La chola se encontraba de mal humor esa mañana, pues sin voltearse siquiera, le clavó al mulato un cuchillo en el cuerpo, el cual murió pocos minutos después”.

Así describe un día de carnaval en Lima en el siglo XIX, Friedrich Gerstaecker, novelista alemán del género de aventuras muy leído en su tiempo en su país. El texto en mención se titula: “Tres días de carnaval en Lima” (1860), y es recogido del libro “Cuatro viajeros alemanes al Perú”, que reúne comentarios del Perú por cuatro teutones que visitaron el país entre los siglos XVII y XIX, editado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1969, y que tiene a Estuardo Núñez como encargado de la recopilación, revisión y prefacio, y a Ernesto More como traductor del alemán al castellano.

Entonces no queda sino darnos cuenta que los excesos del carnaval en una ciudad como Lima, viene de siglos atrás, como lo demuestra este texto. Esta festividad del año saca la peor parte de nuestra idiosincrasia, sacar ventaja para robar, agredir, burlarse, despilfarrar, matar y todo lo demás. Esto quedo demostrado en estos días cuando el primer domingo de febrero, dos chicas fueron atropelladas por un bus al tratar de huir de unos maleantes que quisieron aprovechar el carnaval para no solo echar agua sino manosearlas. Ya estamos en marzo y estos delincuentes no han sido identificados y el asunto parece haber pasado al olvido por las autoridades.

Estos excesos pasan en las grandes ciudades y en zonas donde lo popular y barrial convive con lo delincuencial. No sé de pueblos en la serranía o en la selva donde se registren hechos con estas características. Así que esas historias de que antaño los carnavales la gente se respetaba y te echaba agua perfumada solo era verdad en zonas con comodidad económica (donde un alto grado de educación era la barrera a los excesos violentos), pues en los barracones de los siglos pasados el carnaval siempre ha rayado en lo violento y el mal gusto.

El texto de Gerstaecker nos cuenta que el carnaval eran días en que se vivía la guerra de los huevazos; pues todo el año se guardaban huevos a los que se les había extraído el interior para llenarlo con agua olorosa -los que tenían dinero-, con agua los indiferentes, y los aviesos con agua de acequia; tapados luego con cera y vendidos por miles. El autor cuenta que tres jóvenes calcularon que ellos usaron alrededor de 1200 en tres días de carnaval. Hay que echar pluma para ver el dinero gastado en un carnaval, y multiplicar por todos los carnavales de su vida.

Otra curiosidad es que aunque estaba prohibido echar agua, y había patrullas a caballo con policías para vigilar se cumpliera esta norma, estos eran los personajes más mojados y no podían hacer mucho pues los huevazos venían de todas partes y de forma anónima, y a estos policías solo les quedaba reír. O sea la falta de respeto a las autoridades venía de atrás. O sea que heredamos lo peor de la idiosincrasia de los españoles que llegaron a invadir el Perú, solo nos queda sino jodernos por los siglos de los siglos.

Como corolario es bueno saber que Friedrich Gerstaecker tiene un relato: “18 meses en América del Sur” (2 volúmenes), donde dedica gran cantidad de páginas sobre la realidad peruana, y también la novela “El señor Águila”, de más de 500 páginas, que es la primera novela escrita por un extranjero sobre la realidad peruana; y que según Estuardo Núñez dice en 1969 en el prólogo del libro no había sido traducida del alemán al castellano.

miércoles, 23 de febrero de 2011

¿Cuánto cuesta el autógrafo de una estrella de cine?


Un autógrafo es en estos tiempos un trofeo para los fans. Firmarlos es para los actores de cine un precio que tienen que pagar por ser famosos. Pero no todos los famosos lo hacen con una sonrisa, y hay inclusos los que se niegan a hacerlo, por lo que tener un autógrafo de estos actores se ha convertido en un desafío que rinde buenos réditos económicos.

Actores como Tobey Maguire, Joaquin Phoenix, Renée Zellweger, Bruce Willis, Scarlett Johansson o Julie Andrews se encuentran entre los peores entregando autógrafos, según una lista que elaboró la revista Autograph Magazine en el 2007.

¿Pero qué es un autógrafo para un fan? Un recuerdo especial o un negocio, depende de cada fan. Algunos se ha pasado gran parte de su vida coleccionando estas firmas por un afán de gusto y placer emotivo, pero hay de los que prefieren ganar unos dólares por esto.

Estos simbólicos recuerdos tienen un precio que depende del grado de dificultad de conseguirlos; así una firma de Tobey Maguire, el protagonista de Spiderman, puede llegar a superar los 250 dólares, pues el actor encabeza la lista de los que odian dar autógrafos. Un autógrafo de Tom Cruise, fluctúa entre los 95 y los 250 dólares. Un actor que ha escalado en este ranking es el ganador del Oscar Javier Bardem, cuya firma cuesta entre los 60 y los 120 dólares.

Debido a que la afición por los autógrafos crece con fuerza gracias a la facilidad para comerciar con ellos, ha surgido el problema de las falsificaciones por lo que es bueno consultar a algún experto antes de adquirir uno.

Los actores que odian dar autógrafos ponen como excusa argumentos que van desde no entender por qué hay que dar autógrafos, o si firmo a uno tengo que firmarles a todos; por lo que cada vez es más difícil conseguir uno de una verdadera estrella de cine, pues muchos famosos lo consideran algo molesto y porque cada vez hay más gente que los busca.

Pero están también los famosos que firman autógrafos con generosidad.
Entre estos destacan: Matt Damon, George Clooney, John Travolta, Russell Crowe, y el más entregado de todos, Johnny Depp, quien incluso habla algunas palabras con sus fans si es que tiene tiempo. Otro actor de peso que es devoto de sus admiradores es Jack Nicholson, quien suele atender de buen agrado a quienes se le acercan a pedirle un autógrafo durante los partidos de baloncesto de los Lakers de Los Angeles, donde nunca falta.

Existen grandes coleccionistas de autógrafos como el inglés Alan Robinson, quien poseía una histórica colección de al menos 10 mil autógrafos de las estrellas más famosas de Hollywood. Esta colección tiene autógrafos de figuras emblemáticas del cine como la actriz estadounidense Marilyn Monroe, cuya fotografía autografiada fue vendida en 20 mil dólares. Esta colección fue subastado en Londres con un precio base de dos millones de dólares.

No cabe duda que los autógrafos son de alguna forma una extensión de las estrellas de cine, de su mano al papel, son parte de ellos y por eso valen lo que pagan los fanáticos de estos recuerdos.

martes, 8 de febrero de 2011

La boda de ella tiene que ser la mejor



Lou es una mujer que debe estar frisando los treinta años. Ya no es esa chica, casi adolescente, que conocí en la vieja San Marcos, una chiquilla poseedora de una extraña calma inglesa que contagiaba y calmaba algunos de mis demonios internos por aquellos días. Hace algunos días nos encontramos personalmente –luego de casi dos años- en la Casa de la Literatura; y me ha dicho a boca de jarro: “Toma tu parte, me voy a casar; ¿no te había dicho nada?”

Aunque siempre estamos en contacto a través del MSN, esto de enterarnos de las cosas importantes de la vida –por no decir vulnerables y graves para estar a tono con mi espíritu escèptico-; uno no puede esconder el asombro por el paso del tiempo. Pronto ella será la esposa de alguien que no conozco aún, un hombre que debe haber llenado de alegrías sus días. Pero igual no puedo dejar de pensar que voy volviéndome más viejo, ya no tengo ese rostro de tomate estallado cuando las chicas me ‘golpeaban’ en la universidad y Lou se había convertido en mi confidente de la Facultad de Letras.

Nos conocimos trabajando para la universidad y hemos tenido algunas ‘consultorías’ post ‘university’ en el tema de corrección de textos. Ahora ella trabaja en el fondo editorial de una universidad privada. Por eso a veces recurro a ella cuando tengo alguna duda en el tema, pues se ha ido especializando y ha encontrado algunos errores en mis textos; aunque eso no debe ser muy difícil pues uno escribe y casi nunca corrige, algunos por flojera y otros porque supongo pensarán que son infalibles.

Me pregunto si bailará en su boda alguna canción del ‘chatígula’ Sanz, ya que ella es una fanática del español, ha ido a todos sus conciertos en Perú y alguno fuera del país; tiene hasta fotos con él y toda la cosa. Ahora que ella se casa me ha venido a la mente una vieja canción de Bobby Valentín que a la letra dice algo así:”La boda de ella tiene que ser la mejor, va a estar llena de cariño y también de mucho amor, la boda de ella siempre va ser comentada, pues va a ver mucho champán y también piña colada”.

Casi no hemos podido conversar ese día en la Casa de la Literatura, pues ella estaba ayudando en la organización y yo estaba en el ‘limbo’ por decir algo. No pude comentarle que he descubierto a una escritora: Joyce Carol Oates, con una novela que promete “La hija del sepulturero”. Que he vuelto a leer luego de un tiempo sumido en el desgano y la anomia literaria; que hasta ando leyendo a la vez a Proust con su inagotable “En busca del tiempo perdido”. Aunque al final todas esas experiencias no sean más que ruinas de otro tiempo perdido. Acaso los años felices de la universidad, donde uno se internaba en la ciudad universitaria que nos hacía olvidar nuestras vidas en la otra ciudad babilónica, Lima.

Para andar en la onda de humor negro, que a ella le gustaba y que seguro alternaba con los libros de Cerrón Palomino y las fricativas, y las clases de fonética; no he podido dejar de evocar estas líneas de la canción de Bobby Valentín:”La boda de ella tiene que ser la mejor, tu mamá estará llorando y tu papá estará gozando porque de ti ya se libró”.

Uno quisiera decir más cosas pero las deja madurar un poco más. Tal vez algún día se plasmen en un texto. Aunque no conozco a Hernán, el futuro esposo de Lou, sé que es una buena persona, pues Lou siempre ha tenido buen gusto y tino con las personas. Para terminar, un abrazo y mis deseos más sinceros de felicidad para ambos. Deberìa terminar diciendo que se va a casar la mejor amiga que tuve en San Marcos. No hay remedio nos vamos volviendo viejos, mucho más de lo que ya somos.

lunes, 31 de enero de 2011

Reflexiones de un pene solitario sin bicicleta


Hace algunas semanas viendo un programa de tv del cable escuché una frase que me hizo pensar en un tema que no es nuevo, sexo y poder. Aunque ya se ha hablado y se ha escrito del tema me pareció curioso, pues alguien contaba que un automóvil era la extensión de su órgano sexual, en este caso un pene.

El canal VH1 pasaba un reportaje sobre las costumbres de los nuevos ricos en Inglaterra. Entonces un hombre de aproximadamente unos cuarenta años contaba como había cambiado su vida ahora que era un nuevo rico gracias a sus acertadas jugadas financieras. Pero el tema no es lo económico en sí, sino que una de las cosas que había empezado a hacer era comprar automóviles de lujo.

Entonces presentaba cada uno de sus coches hasta que dijo la consabida frase: ‘este moderno, poderoso, lujoso auto es la extensión de mi pene’. Entonces me puse a pensar en lo que eso representaba más allá de que la frase no era nada nueva. Qué podía significar eso en un país como el Perú.

Cómo es el pene de los que se transportan en majestuosos Mercedes Benz negrísimos y brillantes, con motos de la policía abriendo paso y saltándose los semáforos porque nada puede detener a ese ‘pene’ embalado que tiene que hacer sus ‘faenones’. Tal vez ese pene más parece un matón que te va a dejar molido, y está lejos de procurarte sensaciones placenteras.

Cómo es el pene de los que manejan esas modernas 4X4 de lunas polarizadas que llenan las ya congestionadas avenidas de Lima, para ir a comprar algo a dos o tres cuadras de su casa. Ellos deben pasar primero siempre y que el transporte público se joda. Me imagino en un pene señorito al que hay que engreír, porque sino se transforma de un refinado Dr. Jekyll a un energúmeno Mr. Hyde, no sin antes ‘cholearnos’ con su rica jerga ‘asiática’.

Cómo es el pene de los choferes de combis asesinas que corren como locos para ganar un pasajero más, a costa de la vida de los otros pasajeros. Ese pene debe ser uno que se cae a pedazos al igual que su combi que tiene más modificaciones dignas de Frankestein, con los asientos amarrados con alambre y las ventanas rotas o tapiadas con un pedazo de cartón.

Cómo es el pene de aquel taxista que va por la ciudad con su Tico amarillo, metiéndose por doquier sin respetar las reglas y cerrándote porque ellos son los bacanes de las pistas ¿o de la jungla? Me imagino en un pene con espíritu de rata achorada, de la cual debes cuidarte porque puede salpicarte con su meada pues se orina en sí mismo, en este caso en sus propias llantas en plena avenida y a vista de todo el mundo. Todo un exhibicionista el señor maní, maní por el tamaño del Tico.

Y si hablamos de tamaños, cómo será el pene de esos que manejan esas moles de cinco pisos que hay en las minas. Esos camiones que cargan toneladas de mineral y que nos hacen ver como hormigas. Esos penes deben ser más que poderosos, Dios, no puedes meterte con él porque está más allá de ti y tiene a las leyes de su parte, algo así como la encarnación peniana de “No es país para débiles”. Ese pene es una roca y te va a doler.

Y así podríamos enumerar a varios penes pero ya depende de cada uno. Yo por mientras debo confesar que no tengo auto, alguien con ganas de joder diría que soy mocho. Alguna vez quise comprarme un Opel de inicios de los setenta porque tal vez soy un romántico que le gustan los autos clásicos. Ya no manejo bicicleta y no recuerdo si aún la tengo por allí, es que tantas caídas lo dejan a uno con la moral baja. Al final no pienso igual que el inglés del programa de VH1, y mi pene está allí tranquilo, reflexionando hasta que le toque trabajar en lo suyo.