sábado, 7 de febrero de 2009

La historia de un chato llamado Tom Cruise que quiso tener algo con una Valquiria



Nunca he comentado una película por escrito. He conocido a algunas personas que ejercen la crítica de cine, algunos me han parecido unos pedantes de primera, otros les gusta descalificar a los que lo hacen y no forman parte de la camarilla pues consideran que esa es una tarea para una elite non plus ultra, otros me han parecido divertidos, pero los mejores son los que no la escriben sino que te la dicen en una cantina o circunstancia parecida.

El 3 de febrero Fox invitó a la prensa al pre estreno de Operación Valquiria. Un amigo involucrado en el negocio del cine me invitó y no podía decir no. Una presentación para poco público, donde no suenan celulares, no se oye el cuchicheo del público y el desagradable sonido de los que van al cine a comer. Una presentación con todas las gollerías que los críticos se ‘merecen’. Aunque en plena exhibición algunos tíos hacían chistes relacionando las escenas del filme con la realidad local, no sé si ese sea un buen síntoma de lo que le va a pasar en la taquilla al filme, en fin quien soy yo para criticar a los críticos. La película se estrena a nivel nacional el 12 de febrero.

Operación Valquiria

Debo decir antes de iniciar este comentario que Operación Valquiria no debe dejarse de ver por los amantes del cine histórico, y por toda clase de público. El filme no es malo (ya con eso es más que suficiente) y es un buen ingreso a nuestra alicaída cartelera; y al público exigente le digo que la vea y luego comente. Para mayores datos el primer minuto condensa lo que va hacer el espíritu de la película.

Operación Valquiria es la reciente película de corte histórico dramático del director Bryan Singer, filme que más allá del nombre mitológico pretende llevarnos al interior de una atmósfera clandestina de complot vivida en Alemania en plena Segunda Guerra Mundial; donde para un grupo de militares contarios al régimen nazi, matar a Hitler se ha convertido en la última esperanza de salvar al país de la destrucción.


Al final este intento es fallido y la historia de la guerra ya la sabemos, pero el filme corre también esa suerte, no es rotundo en su performance por adentrarnos en esta atmósfera de maquinación por un mal llevado protagonismo de Tom Cruise, quien encarna al Coronel Claus von Stauffenberg, oficial alemán que el 20 de Julio de 1944 hace estallar una bomba durante una reunión de oficiales donde se encontraba Hitler, pero finalmente éste no muere.

La película recoge uno de los episodios menos conocidos de la Segunda Guerra Mundial, un atentado contra Hitler organizado dentro del mismo Ejército alemán. Con el desarrollo del filme vemos que la historia cae en lo convencional, pareciera que los productores y el director priorizaron la figura de Cruise sobre el personaje, pues éste no logra convencernos con una interpretación plana que carece de una complejidad emocional que debiera llevar un disidente político que se juega el todo por esta operación; más allá de mostrar una mano amputada y la falta de un ojo, aspectos que tal vez debieron explotarse más.

Tal vez faltó enfatizar el desgaste físico y humano, e incidir más en crear un suspenso más elaborado llevando la tensión entre los personajes al límite, por momentos algunos de ellos pierden el horizonte y pasan de una manera caricaturesca de oficiales superiores a subordinados de un Stauffenberg (Cruise); con el fin de darle el mayor protagonismo a un personaje que se pierde entre interpretaciones estándares de filmes de Holliwood.

Uno de los fuertes del filme que duda cabe es el elenco, destacando las muy buenas interpretaciones de Kenneth Branagh (Mayor General Henning von Tresckow), Bill Nighy (General Friedrich Olbricht), Tom Wilkinson (General Friedrich Fromm), Eddie Izzard (General Erich Fellgiebel); completan el reparto principal David Bamber (Adolf Hitler), Carice van Houten (Nina Von Stauffenberg), Matthias Freihof (Heinrich Himmler), Christopher Karl Hemeyer (Major Bunker).

Otros aspectos rescatables de la película es la puesta en escena, que sin caer en excesos cumple un buen papel. La fotografía cumple también un buen rol, resaltando el rojo en las escenas donde se muestra el esplendor del Tercer Reich (el rojo era el color simbólico del Partido Nazi y representa el básico sentimiento sanguinario de este régimen), así ha dicho el director de fotografía Newton Thomas Rigel. Otro lado que sobresale es la música, aunque algunos toques wagnerianos habrían creado una mejor atmósfera para algunas escenas; pero poner la Cabalgata de las Valquirias donde se ha puesto crea un efecto forzado, más aún con un manejo de cámara manido que hace recordar la escena final Un horizonte muy lejano (1992, Ron Howard), donde Cruise actúa con Nicole Kidman.

Algunos puntos flojos del filme son algunas escenas que caen en lo melodramático, como el fusilamiento del ayudante de Stauffenberg, o la despedida entre éste y su esposa (Carice van Houten), a la que se le da pocas líneas y más parece un papel sin importancia cuando debió explotarse más este personaje para crear más tensión. La historia tampoco toma en cuenta al hermano de Stauffenberg, otro militar que apoyó en la conspiración. Habrá que ver que ha dicho el público alemán sobre esta adaptación, pues ellos han hecho una versión donde tratan de manera distinta la intensidad dramática entre los personajes.

Aunque el guión pretende armar una buena historia al final cae en una sobreexposición del personaje de Cruise, tal vez para que el filme descanse todo el peso en este actor; pero eso funciona mejor en películas como Mision imposible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

buena Emilio. Nace el critico de cine!!!
Pero guarda con el chato que se las trae!!!
un abrazo

Ismael