miércoles, 24 de junio de 2009

Dígame licenciado


Uno termina de estudiar la carrera en la universidad y entonces empieza a proyectarse en licenciaturas, maestrías y doctorados. Eso les pasa a algunos, otros siguen su camino post universidad a punta de machetazos abriendo camino como los que se adentran a una selva inextricable, en este caso la jungla del mundo laboral.

Cruzar la ciudad se hace cada vez un mayor martirio, pero debía ir a San Marcos el jueves 18 de junio. Aunque pensemos que ganamos tiempo si madrugamos en realidad cruzamos un aparente silencio, pero nunca le ganamos al tráfico que nos apuñala las ganas de vencer al tiempo. Tal vez en otras ciudades del mundo esta batalla la ganaría el que madruga, pero en Lima eso no pasa.

Mi entrañable amigo I va a sustentar su tesis de licenciatura en la Escuela de Comunicación Social de San Marcos. El tema a tratar es el uso de Internet en la campaña de comunicación estratégica de una entidad del Estado. Algunas horas después de sustentar (en un taxi por la Costa Verde cruzando la ciudad otra vez) me cuenta que empezó esta aventura por licenciarse desde hace nueve años.

Me pregunto por qué realizar algunos trámites burocráticos tardan más que estudiar la misma carrera. Algunos pierden la lucha por licenciarse, en mi escuela somos muchos. Pero también están los que lo hacen apenas terminan la carrera. He visto un caso hace diez años donde la presentación era muy pobre, hoy con algunos años de experiencia puedo decir que esa sustentación fue casi vergonzosa académicamente; pero el poder de las buenas formas y el vino escanciado generosamente, además de los canapés y la presión de las graderías formado por amigos inexpertos y familiares, nunca falla para que el jurado entregue el dichoso título.

Más allá de mi ‘sudamericana curiosidad’ estaba en esa sustentación de tesis por un tema de amistad con mi amigo I, y también por un interés académico profesional. “Ahora vamos a ver tu show en el cuarto de un hotel frente al mar, lee mis labios karaoke como un rey convénceme, convénceme, convénceme…”; se me viene a la mente esta parte de la letra de Karaoke, la canción de Gustavo Cerati, para creer que así se encuentra la mente del jurado, con ganas de que los convenzan. Pero “el descaro baby es parte de la diversión” pienso yo (parafraseando la canción, es más para mí no es cierto eso de que “no te alcanza con improvisar…”).

No quisiera contar los contratiempos que tuvo que pasar I para por fin sustentar, esta era la segunda vez que lo intentaba, la primera vez no pudo hacerlo porque la universidad fue tomada por los alumnos, pues coincidía con el paro nacional en solidaridad por los hechos acaecidos en Bagua. El jueves 18 a las 10 de la mañana otro contratiempo amenazaba suspender otra vez, a menos que esperemos hasta la tarde, y así se hizo. Uno no puede pedir permiso cada rato en el trabajo para decir que va sustentar su tesis, dónde está la seriedad de esta universidad dirían. Es que hay personas que no saben como funcionan algunas cosas en San Marcos. No digo más para no darle con más palo a mi querida casa de estudios.

La sustentación se llevó a cabo con el mínimo requerido de participantes, parecía un juicio sumario de alguna película con tintes kafkianos (no sé porque se me vino a la mente la novela El Proceso, la parte en que el personaje principal -Josef K.- va a buscar al juez a los juzgados, en fin lean y ahórrenme contar más).

La presentación fue buena, aunque en realidad uno espera que el jurado le saque al fresco al alumno con un interrogatorio estricto (quién sabe si le dedicaron el tiempo justo en leer las cientos de páginas de la tesis); me quedé con las ganas de ver a I paseándose con las respuestas; yo que le he visto trabajar convenciendo de estrategias a personas como ex ministros y personalidades del país, y no es que sea ‘patero’ pero uno sabe el potencial de las personas con las que ha trabajado.

Luego de algunos minutos la voz grave del presidente del jurado dice con parsimonia, “señor… desde este momento es usted licenciado…”; yo completo la frase en mi mente con la consabida: “Desde hoy es licenciado por la causa y voluntad general de los pueblos que Dios defiende…”.

La nota es buena pero no le parece suficiente a I. Al final salimos corriendo porque uno debe ir a trabajar, así es la vida. No hay tiempo para celebrar. No hay vino ni agua, sólo una extraña sensación de haber dado un gran paso al que hay que sacarle el máximo provecho laboral.

San Marcos está distinto, por no decir que es otra casa a la que dejamos hace una década. Aún así heme aquí frente a contenedores de barco como paredes, y una seguridad en las puertas que casi no existe, o sea pasa cualquiera y sale cualquiera con cualquier cosa escondida en la mochila. Aunque el espíritu estudiantil por pasar las horas entre el ‘hueveo’ y las disquisiciones académicas en el patio de Letras es el mismo, eso me reconforta. Cuantas horas de mi vida he pasado en ese patio hablando de todo y mirando la belleza pasar para hacerse inmortal en el recuerdo (disculpen pero el ‘hueveo’ de Letras aún vive en mí).

Como dice el maestro Cerati: “Conocer la otra mitad es poco, comprender que solo estás es más puro…”; así que hoy contaré sólo la mitad de esta historia.

miércoles, 3 de junio de 2009

Chica de 17 años busca pretendiente


- En El Comercio del 20 de enero de 1849 (Nº 2668) hay un aviso, en la sección comunicados bajo el título “¡Quema quema!” en el que “una señorita de 15 a 17 años de edad, buena educación, dote crecida y gracioso palmito, desea establecerse con el primer joven que se presente…” (pág. 127).

- Avisito muy revelador de la afición a divertirse de nuestros bisabuelos, es, sin duda, el que registra El Comercio del 23 de junio de 1848 (Nº 2696). Se trataba de un rancho en la Pampa de Amancaes, donde se servía ‘aves’, asadas, fiambres y toda clase de licores, y se advertía que había “dos salones: uno para las señoritas y gente decente y otro para toda clase de personas…” (pág. 125).

- La importancia de Chorrillos en los tiempos pasados puede deducirse fácilmente de un suelto de crónica del 15 de marzo de 1865 (Nº 8089). El balneario era entonces centro de atracción realmente extraordinario para la época. Basta para apreciarlo que reproduzcamos el comienzo del articulito: “En los hoteles de Chorrillos hay salones públicos destinados al juego de envite…” El suelto termina haciendo un serio llamamiento al intendente Baquero, para que ponga remedio al mal, pues asevera que en esos centros de perdición se ven “viejos, niños, clérigos y frailes…” (pág. 90).

Sólo estos pequeños párrafos para darnos cuenta que las ansias por el dispendio carnal ha estado presente desde siempre. Estas observaciones han sido tomadas del libro: Nuestra pequeña historia, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1966, del poeta peruano José Gálvez Barrenechea (1885 – 1957), y que cuenta con el prólogo de Luis Alberto Sánchez.

Podemos ver que los avisitos ‘rucos’ del Trome pueden tener alguna relación histórica con el rancho de la Pampa de Amancaes, por mientras son diarios del mismo grupo. Para la niña del ‘gracioso palmito’ ese aviso venía a ser su hi5 o facebook de la época, pues resalta sus mejores atributos para tener éxito en su búsqueda de aquella persona (en este caso el primero que se presente). Y que decir del Chorrillos del siglo XIX, de seguro estaba por allí entre esos casinos de los hoteles chorrillanos algún precursor del padre Alberto Cutie.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Dateo para recoger un premio sorpresa


Cada vez que se estrena un filme nacional uno espera ver algo que nos despierte emoción, y lo último que debiéramos hacer es sacar el hacha gratuitamente y despedazar lo que estamos viendo. No somos Terminator pero tampoco hay que ser unos ‘pinches’ franeleros. Aunque uno imagina que siempre el cine nacional debería traer cosas interesantes no siempre es así, pero tampoco es que la cinematografía peruana esté llena de bodrios, tenemos nuestras cositas ricas creo.

El 30 de abril se estrenó en Lima el reciente filme del director Alberto ‘Chicho’ Durand, “El premio’. El cual viene precedido de un galardón obtenido en Francia, nada menos ser elegida como la mejor película en el Festival de Cine Peruano de París – Francia 2009.

En “El premio” la historia está contada de tal manera que hasta el más ‘taba’ pueda entenderla. A veces no sabemos si eso es para el filme un mérito excelso, o en cierta forma una manera de pasar al olvido rápidamente. El guión ha cumplido con su oficio, no es intrincado y narra con sencillez una historia que nos puede pasar a cualquiera; tampoco es que el guión sea lo máximo aquí pero es aceptable.

Digo esto porque uno espera del cine cierto grado de exigencia al espectador, acaso un reto a nuestro gran o incipiente bagaje cinemero que hemos formado en el camino, o hemos hecho a trancas y barrancas en un curso acelerado por allí, si es que eso se puede hacer.

Lo mejor de la película es la interpretación de Emmanuel Soriano en el papel del hijo ‘antipródigo’, y la grata presencia de de Mayella Lloclla como la hermana de éste. Hay que resaltar también las tensiones dramáticas entre el hijo (Alex) y el padre (interpretado por José Luis Ruiz), aunque por momentos esta tirantez pasa por lo melodramático, tal vez allí se pudo dar un énfasis más oscuro (claro para los que les gusta lo trágico como yo).

Hay que resaltar también la situación generada por los roces entre dos primos infieles que a la vez son engañados, una por un marido ‘choro monse’ y tartamudo y el otro por el destino; aunque al final del filme parece haber reconciliación entre éste y su pasado, ya eso depende de lo que quiera entender cada uno. Cabe hablar también del uso preciso de espacios urbanos así como de los rurales.

También es rescatable la concepción de algunos personajes, que por momentos raya en un vodevil de situaciones que han arrancado al público unas carcajadas, eso hay que reconocerlo al director. No es fácil hacer reír a la gente, aunque depende mucho al público que te enfrentes.

Aquí no se trata de pasarle la mano a todo lo que lleve la etiqueta de cine nacional, pero hay pequeñas cosas que pueden mejorarse. Para empezar tratar mejor la interpretación Magdiel Ugaz, que cae en lo disforzado; así como algunas escenas como el concierto ¿cumbianbero, chichero, tex mex andino o no sé qué?, donde se hace referencia al tema de ‘lo bamba’. Dificulto que se asemeje a una fiesta de los trabajadores de Polvos Azules, si es que esa era la intención.

Pero no todo puede ser perfecto. Aunque si fuera jodido diría que por momentos se ha tratado al filme como una carrera de obstáculos donde uno va moviendo las vallas contra si mismo. Técnicamente el filme es correcto, aunque por allí se pudo evitar algunas cosas innecesarias (pero quien soy yo para evaluar eso), como el uso efecto de un gran angular en algún momento, y la escena erótica de Norka Ramírez. ¿Había que ponerle su cosita sabrosona para saciar al vulgo?

Algunas historias han quedado en suspenso, tal vez el director planee una secuela, ¿por qué no, si se trata de hacer otra película en el país? Por mientras Alberto Durand ha dicho en una entrevista en Canal N que se viene una segunda parte. Ojalá esta se concrete pronto. De todas maneras vayamos a los cines para verla.

Por último he sentido que por momentos pendía en una línea entre el ‘todo ok pase’ y el desgano; tal vez sea eso que nos acoquina a veces al comentar por escrito sobre un filme nacional, aunque luego seamos crudos con nuestros comentarios verbales entre amigos (que por buenaventura o mala suerte mía no hay ninguno que sea crítico de cine de esos pontificados), aficionados pobres pero honrados.

martes, 28 de abril de 2009

La République des Meteors


Para los que gusten del grupo francés Indochina, que en el Perú son muchos, aunque no sé cuántos con precisión; pero en fin. Luego de algunos años Indochina lanzó en marzo su reciente disco "La République des Meteors", un disco con el sonido característico que el grupo ha consolidado en tantos años, y que tantos adeptos le ha producido. El primer sencillo del disco es el pegadizo tema "Little Dolls", aunque mi preferido es el "Le dernier jour".

Para los que gusten tener este disco (la edición francesa) sólo deben
clickear en la siguiente dirección.

http://rs687.rapidshare.com/files/206732268/Indo-Meteors.rar

Espero les guste, y ojalá los escuchemos en vivo otra vez en Perú.

Leyendo ‘chistes’ en la Ciudad de Dios


El último recurso de los ‘desesperanzados’ es recordar. Gracias a un comentario de ‘Chema’ Salcedo en la radio en días pasados, pude retroceder en el tiempo de mi infancia. Eran los días en que uno iba a los mercados y encontraba los puestos donde alquilaban comics, y uno se pasaba horas leyendo y releyendo las historias que han llenado nuestra vida con imágenes que aún perduran.

Como olvidar a esa especie de factótum que regentaba aquel puesto de alquiler de comics, que nosotros llamábamos "chistes"; siempre con el ojo avizor para no dejar que nadie se pase de listo y se lleve algún comic o revista, que para todos había. Recuerdos aquellos del gran mercado Ciudad de Dios (vaya nombrecito, algún día debería contar algo de sus historias); por mientras para recordar se dijo que era el mercado más grande de Sudamérica luego de la construcción del Mercado Cooperativa Ciudad de Dios, ahora no sé cual es su condición, por mientras ya no es aquel laberinto del Minotauro donde uno se perdía si no conocía bien sus caminos internos.

Nunca he conocido a alguien que le gusten los comics y sea aburrido, por decir lo menos. Hay una extraña y tácita hermandad entre los amantes del comic. Pero de eso ya se ha escrito, pero creo que poco de los puestos de alquiler de los llamados ‘chistes’, esas publicaciones coloridas que llegaban a nuestro país con retraso. Una editorial que recuerdo las editaba era Novara de México. Recuerdo que en estos puestos uno llegaba a conocer algo del mundo más allá de Lima, todo lo demás estaba lejos, muy lejos para un niño de aquel entonces (no había Internet, ni celulares, ni cable). Estamos hablando de inicio de los ochenta.

Un puesto para mí especial era el que estaba a uno de los lados de salida del mercado Ciudad de Dios, frente a la Av. Los Héroes, casi oculto, pues uno aparentemente salía del mercado caminando por un pasaje de un metro de ancho, pero debía retroceder en una esquina formada por puestos de ropas para adentrarse en aquel mundillo de lectores silenciosos. Si uno seguía aquel pasaje se encontraba con los dos primeros puestos de discos de vinilo de este mercado, y de seguro del distrito. Estos puestos eran de madera, y a veces el sonido de discos de grupos como The Bee Gees, The B-52's, The Eagles, Los Mirlos o los nacientes Shapis eran el fondo musical de la lectura de los ‘chistes’.

Era curioso pero en aquel puesto era muy poca la presencia de niños, por el contrario eran los jóvenes y adultos los que ocupaban las bancas de madera (una tabla y algunos ladrillos). En este lugar observé por primera vez los desnudos femeninos, gracias a una fotonovela mexicana donde el personaje principal era un antihéroe disfrazado de calavera, un justiciero que en cada aventura tenía su ‘revolcón’ con sus acompañantes de turno. Nunca supe si allí alquilaban revistas pornográficas, pero me parece haber visto las revistas Zeta de la época (que no es pornográfica), además de los comics y revistas pasadas.

No sé si hay algún lugar de Lima donde alquilen revistas y comics, donde uno se siente a leer plácidamente a contracorriente de este mundo bullidor. Algunos pueden ir a tomarse un café al Haití o al Dominos (Plaza San Martín) y leer el reciente Caretas; pero daría cualquier cosa por volver a vivir una experiencia en un lugar así de mi infancia, un laberinto caótico donde conocí los primeros aletazos de mi vida libre; un niño que estaba lejos de casa pero no perdido. Para los que nos queda poco por vivir recordar es resistir testarudamente.

Al poco tiempo pude tener una pequeña selección de comics que también alquile en el mercado cerca de mi casa, mucho más pequeño que el de Ciudad de Dios, casi microscópico. Había que poner un plástico en el piso y tirar allí los ‘chistes’ y esperar a la clientela. Creo que fue mi primer empleo, autoempleo en realidad. Luego perdí toda esa colección por avatares del destino, y porque es parte de la vida cruzarse con estafadores y abusivos que le roban a los niños hasta las revistas, pero esa es otra historia.

jueves, 2 de abril de 2009

La historia de un gay bien macho llamado Milk


Milk, es una película que en Perú debió tener el auspicio moral de ‘grandes’ personalidades como el alcalde de Miraflores Manuel Masías o el Cardenal Cipriani; era lo menos que esperábamos los hombres del humor negro en ristre de nuestro país (cada vez más amargo que la hiel pero nuestro al fin).

¡Cómo imaginar que Sean Penn iba a darnos una interpretación tan ‘tramboya’! De Gus Van Sant qué podemos decir que no hayan dicho antes los especialistas de cine, un artesano que trabaja con historias reales que convierte en filmes que son el placer de sus seguidores, los cuales son muchos en el mundo.

Una persona común y corriente como yo o como tú (disculpa la confianza) y medianamente informada, sabe ahora de la existencia de este personaje: Harvey Milk, un hombre con ambiciones políticas declarado abiertamente gay, elegido luego como concejal de distrito de San Francisco en los Estados Unidos, además de ser un férreo defensor y activista de los derechos civiles de los homosexuales.

La película cuenta –como cualquier historia de personas que hacen política- los vaivenes por ocupar el poder, para desde allí luchar por consolidar una plataforma desde donde defender los derechos de las minorías, en este caso los gay y lesbianas (aunque uno nunca sabe cuan minorías son en el mundo).

El filme nos hace reflexionar sobre la lucha de los derechos fundamentales de las personas (en este caso de los homosexuales), quienes son vistos por los sectores que han gobernado y gobiernan el mundo desde hace un buen tiempo –los conservadores y derechistas-; como una amenaza y a los que hay que confinar y hay que acorralarlos y negarles hasta el trabajo. Por eso al final Milk (como toda tragedia griega) es asesinado en circunstancias poco claras, aunque el filme nos narra los hechos reales había que vivir en esta época y lugar y saber del contexto para saber qué pasó con Harvey Milk.

Sin duda es uno de los mejores estrenos que se puede ver en el país, habría que apurarse a verla antes de que la saquen por ‘consejo’ de los que les gusta cerrar el “Vale Todo” o algo parecido.

Sean Penn sin duda se roba la película con esos ademanes y miraditas gay, ¿cuánto le habrá costado? De un tío rudo a un delicado hombre de camisas floredas. El guión y el reparto están muy buenos, aunque se ha dicho que el papel que interpreta Diego Luna es flojo (el mexicano interpreta al amante apasionado y casi irracional, el amante reflexivo y más estable recae en James Franco); creo que Luna nos presenta un personaje venático sacado de las galeras de una cantina mexicana de arrabal, ¿o el director le pidió una caracterización así? No creo que Gus Van Sant nos vea así a los latinoamericanos, o se imagine de tal forma a un gay mexicano. ¿Cómo saberlo?

sábado, 21 de marzo de 2009

Balada para una teta asustada y otra excitada


Ver una película en un cine ya no es un paraíso sino algo parecido a viajar en un microbús que viaja a 10 km por hora por la Av. Abancay, donde nadie se salva de los vendedores ambulantes que se suben a la unidad a vender por las buenas o las malas según sea el caso. Algo de eso he sentido al ver la reacción del público ante los primeros minutos del filme “La teta asustada”, donde creo se condensa el dolor que han vivido las mujeres del Ande atrapadas entre la violencia de Sendero Luminoso y el Ejército; y que nos quiere transmitir la directora en ese diálogo y canto de la mujer que en su lecho de muerte recuerda lo vivido.

Estaba claro que ese canto tenía que ser en quechua y ahora entendemos porque gran parte del filme está hablado en este idioma. Pero volviendo a la reacción del público, que en su mayoría eran jóvenes veinteañeros, se echaron a reír ante la pronunciación de cierta palabra en un contexto justificado (cuando vean el filme se darán cuenta); es que estos chicos pensaban que estaban viendo una película de Porkys o ya estoy viejo y me enojo de todo.

Me pregunto si acaso hemos olvidado lo que eran los días de terror vividos en los ochenta y parte de los noventa. De seguro que los que pasamos la base tres no lo hemos olvidado, los que pasamos nuestra adolescencia entre apagones y más aún los chicos que antes de los veinte estaban en el Ejército realizando su servicio militar. Esos muchachos eran la carne de cañón que expusieron nuestros gobernantes, empezando por un gobierno militar que en los setenta no previó cuan grande era el peligro, seguido por un Belaúnde que tampoco hizo lo necesario por resolverlo, pasando por un García que dejó que esta situación llegara a límites extremos, y terminando por un Fujimori que pensó que lo mejor era arrasar todo muera quien muera.

Comentando de esta situación a un amigo me responde que estos chicos no saben o no entienden el contexto en que hemos vivido, para ellos es sólo una película que ha ganado un premio que debe ser muy importante porque ha salido en todos los medios hasta el cansancio, y cómo no también en el Especial del Humor de Carlos Alvarez y Jorge Benavides. Para luego rezongarme que somos un país inculto, una sarta de desilustrados, entenados de la generación X; y claro yo debo creerle porque lo dice un periodista que ha pasado por varias redacciones de Cultural de la prensa peruana.

Me había preguntado cuanta gente habría ido al cine a ver esta película sino hubiese ganado ningún premio. De seguro no mucha, pensé a los pocos días de que ganara el Oso de Oro de Berlín. Volviendo con mi amigo, éste me confiesa que compró un dvd pirata (de seguro la que filmaron furtivamente en Manchay) pero se veía tan mal que la botó, y que la próxima semana la verá en el cine. Aunque luego me dice que “La teta asustada” le parece sobrevalorada, y que para el jurado de Berlín le debe haber parecido un souvenir antropológico, y que les debemos parecer a estos señores unos ‘termocéfalos tercermundistas’. No sé porque él dice esto si no la ha visto aún, aunque así haya leído toda la crítica dentro del Perú y fuera de ella, igual no se lo increpé como debía.

Me pregunto qué es peor, que algunos jovenzuelos vayan al cine pensando que “La teta asustada” es una especie de “Quisiera ser millonario”, donde uno puede reírse igual de la pobreza en la India, o de los muertos de la violencia terrorista; o alguien que no ha olvidado esos días y vive al acecho con el miedo en cada respiro. De alguna manera todos tenemos algo de este miedo del cual habla este filme, en grados distintos pero algo de eso hay. En la película se cuenta que el personaje principal (Fausta) se ha metido una papa en la vagina, como un escudo protector contra los violadores terroristas, pues como dice: “sólo el asco detiene a estos hombres”. De igual manera en nuestra sociedad algunos llevan esta papa metida en los ojos para no ver nada, para ignorar y olvidar; pero no hay que confundir el olvido terapéutico con la impunidad. Esto va para aquellos que se oponen al derecho de tener una memoria colectiva para no volver a recaer en los mismos errores del pasado. Ya saben mis queridos ‘gato gordo’ y tetón, no se opongan al museo.

Pero también debo contar que a medida que la película avanzaba el público (que llenó la sala) se sumió en un silencio respetable, pues para qué va uno al cine sino para ver en silencio. Aunque claro las conversaciones post función no son muy aleccionadoras, pues en el baño de hombres un adolescente le dijo al otro de forma literal: “Oe yo pensaba que el jardinero se tiraba a la Fausta y le reventaba la papa”. Tal vez eso era de esperarse en un cine de Cono, aunque suene discriminatorio. Qué se oirá en los baños de los cines de Larcomar y el Jockey Plaza.

Como dice mi amigo y creo también, somos en su mayoría un público que gusta de tintes tropicales a lo Pantaleón y las visitadoras. No sé si “La teta asustada” pueda batir el record de asistencia de un filme peruano, pero es una muy buena película que nos cuenta una historia desde una óptica que hasta ahora a nadie se le había ocurrido, y que además tiene una actuación de Magali Solier conmovedora. La verdad yo quería comentar el filme pero me ha salido este texto. De todas maneras deben ir a verla porque es una muy buena propuesta, además de tener momentos de humor (pero no los primeros minutos que creo son los momentos más dramáticos de una película peruana). La música está excelente además. Como han dicho la directora Claudia Llosa este historia es un viaje de miedo a la libertad, y tiene razón.

Y para acabar esta historia el título de este texto se debe a que un imberbe que estaba sentado delante de mi asiento, no dejaba de meter sus manos y casi la boca en la teta de su novia, todo con la mayor frescura y sin importarle el que dirán. Uno elige otra película y el último asiento si viene para algún fin ‘romanticón’, en fin nos toca jodernos que se le va hacer.

Como dice el poeta Dylan Thomas: “Veo a los muchachos del verano en su ruina/ convertir en eriales los dorados rastrojos.”